El Antiguo Testamento

Pbro. Ernesto María Caro

Pregunta:

Padre: Abundando en el comentario que acaba de hacer sobre el Antiguo Testamento, yo siempre me había quedado con la “idea” de que el Antiguo Testamento era como una “historia” que la iglesia había inventado para que pudiéramos comprender con mayor facilidad la historia de la humanidad. Y digo “historia”, porque no creo - por ejemplo - que una persona pueda sobrevivir dentro del estómago de una ballena (como se dice que le sucedió a Jonás). ¿Es cierto esto?

Respuesta:

Mi querido hermano: Completo lo ya dicho en estos días. Ante todo, como ya lo decía, la biblia nos relata la historia de la Salvación, para ello se ha valido de muchos autores que vivieron en diferentes épocas de la humanidad en una gran variedad de culturas y de contextos. Estos autores usaron con gran libertad, para expresar el mensaje de Dios, diferentes géneros, estilos, y formas literarias con las cuales expresaron el mensaje que Dios quería que la humanidad conociera. Dentro de estos géneros literarios están entre otros, la “parábola”. Este es un instrumento literario usado por Jesús que, mediante una semejanza tomada de la vida diaria, ilumina una realidad que excede nuestra capacidad de entender los misterios del cielo.

Ahora bien en el AT, encontramos formas literarias más variadas, entre ellas tenemos, por ejemplo, la fábula, que generalmente está unida a los poemas. La mayoría de los textos pertenecientes a esta literatura es muy antigua y fue tomada por el pueblo de Israel para, una vez purificada y completada con la teología del pueblo de Dios, pudiera dar explicación teológica a diversos problemas que se ha propuesto el hombre durante su historia. Modelo de esta literatura es el relato de la creación del Génesis en el que, más que decirnos el modo concreto cómo fue creada la humanidad, nos hace conocer que Dios es el autor y que todo está sometido a él, que el pecado es una realidad que no puede negar el hombre y que no es algo original de la creación, sino que se debe a la desobediencia del hombre al proyecto de Dios.

Ahora bien, el libro al que te refieres, en el que el profeta Jonás es devorado por una ballena, es un libro de la literatura profética, que fue escrito muy posiblemente 600 años antes de Cristo en la parte norte de Galilea. Este libro, tiene una estructura clásica de los libros proféticos de su tiempo, que nos presenta un “midrash” (del hebreo – enseñanza o escuela), en la que la mayoría de las veces se mezcla el relato profético, con algunas figuras fantásticas, para darle colorido e ilustrar algunos temas teológicos, lo mismo que con poemas propios de la época que hacen asequible el relato a los lectores. Si nosotros queremos leer en nuestra cultura y con nuestros criterios este libro, ciertamente nos parecerá, como te ha parecido a ti, una fábula que nada tiene que ver con el mensaje de Dios. Esto, como ves, nos induce fácilmente al error y no nos permite descubrir el mensaje que Dios nos ha dejado en estas páginas. Los lectores del tiempo de Jonás, ciertamente no tuvieron este problema de interpretación, pues lo leyeron en su propio contexto y esquema de pensamiento histórico/teológico. Si nosotros queremos extraer el mensaje y que sea tan útil como lo fue para ellos, debemos conocer su cultura y su forma de encuadrar esta literatura.

De nuevo, que esta sea la invitación para ahondar en el mensaje bíblico mediante la ayuda autorizada de la iglesia, depositaria de la revelación hecha por Dios a la humanidad.

Termino con las palabras del Catecismo que seguramente iluminarán mejor que las mías:

“La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo”. “La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación” (CIC 81).