Noche Buena 2007

Pbro. Ernesto María Caro

Material para la celebración:

  • Hojitas para todos.
  • Una hogaza de pan (preferentemente pan árabe).
  • Un niño Jesús y pajas.
  • Una Biblia con las citas ya marcadas.

Se puede entonar éste u otro canto de Navidad
antes de dar la bienvenida

VEN SEÑOR NO TARDES

Ven, ven Señor, no tardes.
Ven, ven que te esperamos.
Ven, ven Señor, no tardes.
Ven pronto Señor.

El mundo muere de frío,
el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.

Envuelto en sombría noche,
el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.

Al mundo le falta vida,
al mundo le falta luz,
al mundo le falta cielo,
al mundo le faltas Tú.

Papá: En el nombre del Padre, y del Hijo (+), y del Espíritu Santo.

TODOS: Amén.

Papá: Que el Señor, que nos ha prometido llevarnos a gozar de su presencia en el cielo por toda la eternidad, esté con todos ustedes.

TODOS: Y también contigo.

Papá: Hoy queremos vivir este momento como un ensayo maravilloso del día glorioso en que Jesús, nuestro Señor y Salvador, vendrá para culminar el proyecto de Dios para nosotros, que no es otro sino el de participar con él, ya resucitados por toda la eternidad en el cielo.

Mamá: Por esta razón los invito a escuchar con atención las promesas que nuestro Salvador nos ha hecho y que se harán realidad en el encuentro gozoso con él, que será para cada uno de nosotros “la Navidad definitiva”.

Hijo(a): (Lee en la Biblia 1 Tes 4, 13-18).

Hija(o): Papá, ¿Por qué dice que no nos entristezcamos como los demás? ¿Es que en Navidad hay alguien que está triste?

Papá: San Pablo escribe esto porque hay gente que no cree que Jesús vaya a cumplir sus promesas y que después de esta vida no hay nada. Pero nosotros y todos los cristianos sabemos que en realidad, como dice el mismo apóstol, Jesús resucitó y está vivo hoy aquí con nosotros y que un día, como lo hemos escuchado, cuando suene la trompeta bajará gloriosamente del cielo para llevarnos a vivir eternamente con él.

Mamá: Quisiera que ahora oráramos por todos aquellos que no tienen fe. Por los que hoy están celebrando la Navidad sin Jesús; por los que piensan que ésta es simplemente una fiesta; por los que han olvidado el sentido profundo de la Navidad; por quienes no han llegado en gracia a este día.

Todos oran por unos momentos en silencio.

Papá: Señor, te pedimos que envíes la luz de tu Espíritu a todos los corazones que todavía viven en oscuridad; a todos aquellos que, conociéndote, todavía no te aman. Hazles conocer la dulzura de tu amor y haz que como nosotros, esta noche, ellos también esperen tu segunda venida llenos de gozo y alegría.

TODOS: Señor Jesús, que haz venido al mundo para salvar lo que estaba perdido, escucha nuestra oración.

Papá: Ahora escucharemos al apóstol Juan que en el Apocalipsis nos invita a levantar nuestros ojos al cielo y a contemplar las maravillas que tiene Dios preparado para todos los que amamos al Señor.

Hijo(a): (Lee en la Biblia Ap 21, 1-7).

Hija(o): Mamá, entonces, cuando venga de nuevo Jesús nuestro Señor, ¿ya no lloraremos más? ¿Ya no habrá dolor?

Mamá: Así es. En la casa que Jesús nos ha preparado todo será gozo y felicidad. La gente no se enfermará y ya no habrá llanto ni dolor. Tampoco habrá muerte y todos los que amamos al Señor viviremos con él eternamente una vida maravillosamente hermosa. Es por ello que vale la pena vivir ahora respetando la Palabra de Dios, sus mandamientos y su Evangelio, ya que al final, como hemos oído, sólo los victoriosos, los que vencieron sus pasiones y vivieron amando y perdonando estarán eternamente con él.

Hija(o): Que hermoso papá. El cielo debe ser un lugar maravilloso.

Papá: Así es, es un lugar —que no podemos ni siquiera imaginar— el que Dios ha preparado para nosotros. Por ello es que hoy estamos de fiesta, esperando, como los que nos han precedido en la fe, que se cumpla esta promesa del Señor, y con toda la Iglesia hoy nos alegramos al decir: ¡Maranathá! ¡Ven Señor Jesús! ¡Ven que te esperamos!

Mamá: Los invito, pues, a orar y a pedirle al Señor que cada día haya más fe en la Palabra de Dios, para que todos los cristianos, con un corazón gozoso, esperen el cumplimiento de estas promesas.

Todos oran un momento en silencio.

Papá: Jesús, Hijo de Dios, hoy te bendecimos por esta oportunidad que nos das de juntarnos como familia para celebrar tu venida entre nosotros, y queremos pedirte por toda tu Iglesia, para que con gran júbilo espere tu segunda vendida y para que, mientras regresas, podamos vivir con gran alegría y con gran paz. Señor, danos la fuerza para permanecer fieles a tu Evangelio y para servirte con todo nuestro corazón.

TODOS: Dios y Señor nuestro, envía la fuerza de tu Espíritu sobre cada uno de nosotros y sobre toda tu Iglesia que en esta Navidad te dice de todo corazón: ¡VEN SEÑOR JESÚS!

Papá: Ahora los invito a que como familia contemplemos a Aquel que nos ha reunido hoy. Contemplemos su pobreza y pequeñez.

Se contempla por unos momentos al niños Jesús entre las pajas.

Hijo(a): Papá, si Jesús es Dios, si es el Señor del universo, ¿por qué quiso nacer así tan pobre?

Papá: Vino así a nosotros porque quería mostrarnos que la vida es sencillez y que debemos vivir con alegría sin importar las circunstancias que rodeen nuestra vida. Esta es quizás una de las enseñanzas más importantes de su Evangelio y que hoy tristemente hemos ido perdiendo en nuestra vida. Escuchemos lo que él mismo nos dice sobre esto.

Mamá: (Lee en la Biblia Mt 6, 19-34).

Papá: Este mismo Jesús que vino en pobreza y sencillez es el mismo que, como nos dice el libro de los Hechos de los Apóstoles, regresará glorioso en poder y victoria para llevarnos a vivir eternamente con él.

Mamá: Quisiera ahora invitarlos a recordar que Jesús está hoy aquí con nosotros, pues no quiso dejarnos sólos mientras regresa en gloria. Él mismo nos dijo que “donde dos o más se reúnen, ahí esta él”. Por ello esta noche, como en Belén en compañía de María y José, lo festejamos y nos alegramos por la salvación y el amor que ha regalado a nuestra familia.

Hija(o): Mamá, pero también Jesús dijo que estaría entre nosotros, en su Palabra, que hoy ha iluminado nuestra celebración.

Hijo(a): Es cierto, pero dijo además que mientras que regresaba en gloria y poder lo podríamos encontrar en los pobres, en los pequeños, en los necesitados. Escuchen lo que dice el Evangelio: (Lee en la Biblia Mt 25, 34-40).

Papá: Tienes razón. Por eso durante el Adviento hemos buscado llevar también a ellos la alegría y el amor de Dios; hacer presente en ellos la Navidad de Jesús. Ahora los invito a que oremos por ellos para que el gozo y la alegría de esta Navidad esté presente también en sus hogares.

Todos oran en silencio por unos momentos.

Al terminar se parte una hogaza de pan
y el papá reparte un pedazo a cada uno
de los miembros de la familia.

Papá: Señor Jesús, tú viniste para ser pan para nosotros. En esta Navidad queremos nosotros ser también pan para los más pobres; queremos llevar tu pan y tu amor a los demás. Danos tu gracia y tu fuerza para poderlo hacer.

Mientras hoy comemos este pan, pensemos en todos los que hoy no tienen pan, en todos los que hoy sufren por la guerra, por los que están en un hospital o en la cárcel, especialmente pensemos en todos aquellos que no conocen a nuestro Salvador. Recordemos que Jesús nos encargó que mientras él regresara nos ocupáramos de ellos. Que este pan nos recuerde este compromiso que Jesús nos ha encargado.

Todos comen el pan en silencio.

Mamá: Señor Jesús, haznos pan para este mundo. Ayúdanos a vencer nuestro egoísmo y a pensar más en aquellos a quienes nos has encargado. María Santísima, Madre y Señora nuestra, intercede por nosotros para que podamos, como tú, aceptar la vida como Dios nos la propone y a tener la misma generosidad que siempre mostraste tú para con los necesitados.

Papá: Querida familia, Jesús ha nacido; los ángeles cantan y lo alaban. Unámonos ahora nosotros también a este coro angélico y adoremos a nuestro salvador. María, como a los pastores, les ofrece a su Hijo para que lo amen y lo adoren.

Una de las niñas más pequeñas,
como hizo la Virgen María,
toma al Niño Jesús en sus manos
y lo ofrece a cada uno de los miembros
de la familia para que lo besen
mientras todos recitan o cantan el Gloria.

Gloria a Dios en el Cielo
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria
te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias.
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre:
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros:
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén.

Al terminar se coloca al niño Jesús en el pesebre
del Nacimiento mientras los asistentes entonan Noche de Paz.

Papá: Querida familia, Jesús ha nacido, Jesús vendrá de nuevo. Alégrense y digamos todos juntos, con toda la Iglesia:

TODOS: ¡Ven Señor, ven no tardes tanto, ven que te esperamos! ¡Maranathá!

Nos damos todos un abrazo y un beso lleno
de cariño mientras nos deseamos todos feliz Navidad.

Si se tiene la costumbre de darse regalos,
este sería el momento más oportuno para hacerlo.

Al final nos sentamos a compartir la Cena de Navidad
según la costumbre de cada familia.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.
P. Ernesto María Caro

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Escríbenos a: info@evangelizacion.org.mx

Al final nos sentamos a compartir la Cena de Navidad

Si se tiene la costumbre de darse regalos,

Nos damos todos un abrazo y un beso lleno

Al terminar se coloca al niño Jesús en el pesebre

Una de las niñas más pequeñas,

Todos comen el pan en silencio.

Todos oran en silencio por unos momentos.