Cuerpo glorificado

Pbro. Ernesto María Caro

Pregunta:

Padre, me pregunto ¿Cómo seremos cuando resucitemos y si reconoceremos a los demás? Le pregunto esto porque tenía entendido que seríamos seres luminosos, como ángeles.

Respuesta:

Querido hermano: la verdad es que sobre este tema todo es especulación. Sin embargo, la iglesia apoyándose en los textos de la Sagrada Escritura concluye que tendremos un cuerpo resucitado y glorioso como el de Jesús. Este estado del cuerpo tendrá propiedades que son misteriosas, pues podremos aparecer y desaparecer (Lc 24, 31.36), por lo que será un cuerpo espiritual, pero al mismo tiempo tendrá corporeidad física pues lo podremos tocar (Jn 20, 16—17,27) y podrá, si es que se quisiera, tomar alimento (Lc 24, 41-43). Por otro lado, será un cuerpo que ya no padece, por lo que no tendrá enfermedades ni sufrimiento y vivirá eternamente.

Sabemos que el último día de esta creación, todos los muertos resucitarán (1Tes 4, 13-17) y el Espíritu Santo les dará de nuevo la carne que tenían (de lo contrario no sería resurrección). Ciertamente permanece en el misterio cómo seremos, pero es claro que nos reconoceremos unos a otros pues seremos nosotros mismos. Sin embargo, nuestro conocimiento será como dice San Pablo “perfecto”, pues hoy sólo conocemos la superficialidad, pero en ese día conoceremos de la misma manera que Dios nos conoce (1Cor 13,12). La misma carta a los romanos nos dice: “Si el Espíritu de Aquél que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, Aquél que resucitó a Jesús de entre los muertos dará también la vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que habita en ustedes” (Rm 8, 11).

Termino con las palabras de catecismo de la iglesia, que resumen todo lo que te he dicho:

“Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo transformado, reuniéndolo con nuestra alma. Así como Cristo ha resucitado y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos en el último día.” (CIC. 1016)