Elección del Papa

Pbro. Ernesto María Caro

La iglesia ha reconocido siempre en el Obispo de Roma al sucesor de San Pedro, a quien Jesús le confió su Iglesia. Después de que Jesús lo designó como el Pastor de sus ovejas, la Iglesia ha escogido entre los fieles cristianos, a aquel que debe sustituir a “Pedro” a la muerte de este. El proceso ha sido diferente a lo largo de la historia. Actualmente, cuando el Papa muere, se reúnen en Roma todos los Cardenales con el fin de elegir al sucesor de Pedro. Esta reunión, llamada Cónclave se realiza a puertas cerradas y una vez que se entra no se puede salir hasta que no ha salido electo el nuevo Papa. Lo primero que hacen los Cardenales es orar y hacer un retiro con el fin de que el Espíritu los Ilumine en su decisión. Después se les presenta un “perfil” del Papa que de acuerdo a la situación de la Iglesia y del mundo se ajustaría mejor a ésta. A partir de ahí se inician las votaciones hasta que alguno de los propuestos alcance los dos tercios más uno de la votación. Si en las primeras votaciones no se alcanza esta cifra, se tendrá otro periodo de oración, para regresar a las votaciones. Los votos, se queman y si no fue electo el Papa, el humo será negro (la chimenea da a la plaza de San Pedro) y si ha sido ya electo, el humo será blanco y significará que: “Abbiamo Papa”.