El Papa y el Vaticano

Pbro. Ernesto María Caro

Pregunta:

Padre ¿Por qué el Papa vive en el Vaticano rodeado de lujos, habiendo tanta miseria en el mundo?

Respuesta:

Mi querido hermano: Aplaudo tu actitud y sobre todo tu deseo de conocer y saber para poder, como dice el apóstol San Pedro, “dar razón de tu fe a todo el que te lo pregunte” (1Pe 3, 15). Aunque ya en otro momento he dado algunas respuestas al respecto, retomaremos con gusto algunos de estos temas con lo cual, sabrás la verdad y solidez que sostiene la iglesia en sus argumentos y su fe.

Uno de los temas que preocupan a católicos y no católicos es la “aparente” riqueza del Vaticano. He querido expresarlo así como “aparente” porque así es. El Vaticano, como lugar histórico es sumamente rico, pero sus riquezas son patrimonio de la humanidad. Puedes pensar el impacto que tendría que un día la imagen de la Piedad de Miguel Angel, que se exhibe en la Basílica de San Pedro, ya no estuviera porque se hubiera vendido a un coleccionista.

Nadie tiene, ni podría tener derecho sobre ella, pues es patrimonio de la humanidad. Es una imagen por la que seguramente se podrían pagar millones de dólares con los que se podría ayudar a muchos pobres, pero el problema es que esa y otras muchísimas cosas son patrimonio de la humanidad.
El Papa vive realmente muy austero. Lo vemos en su forma de vestir. Yo tuve el honor de estar con él en su casa, es una casa hermosísima, es un palacio construido en el sigo XVI pero es propiedad también de la humanidad. Él come en platos ordinarios como los de toda la gente, y su habitación es sumamente modesta. De manera particular, el Papa Juan Pablo II ha vendido algunas de las cosas que no son patrimonio de la humanidad, sino regalos personales y ha instituido diferentes asociaciones de ayuda para los más pobres. Solo para darte una idea de la preocupación del Santo Padre por los pobres, en uno de los años de su pontificado, en las diferentes instituciones que él ha creado, repartió 6‘272,531.00 Dólares.

Lo primero que debemos invitar a quien crítica este aspecto de la iglesia, es a que la conozca bien, desde adentro para no tener falsas ideas y hacer juicios equivocados.