Los agnósticos

Pbro. Ernesto María Caro

Pregunta:

Padre, soy peruano y quisiera un consejo. Tengo un amigo el cual se profesa agnóstico ya que no cree en Dios y en nada que no pueda ser comprobado científicamente. He buscado explicarle que la existencia de Dios se basa en un acto de fe, amor. Me he basado en hechos bíblicos que puedan sustentar esta existencia pero no he podido ayudarlo a entender. Por favor le agradecería su orientación.

Respuesta:

Mi querido hermano: ciertamente para poder dialogar con el mundo de hoy es necesario partir desde una plataforma uniforme ya que de otra manera difícilmente podremos dialogar. Tú estás buscando convencerlo desde la fe, desde la biblia, cosas que él, como agnóstico, de entrada rechaza porque no son cosas tangibles. Es pues necesario partir de principios similares que le permitan reflexionar.

Antes que nada, aquí tendríamos que distinguir el hecho de que no es posible científicamente llegar al conocimiento de Dios, tal como nos lo ha revelado Jesucristo, pues esto parte de la fe, de la fe en Cristo, como Hijo de Dios. No es posible conocer al Dios Trinidad sin la revelación y la fe como respuesta a esa revelación. Sin embargo, llegar a descubrir la existencia de Dios es algo que es posible hacer desde la razón humana. Para ello es menester el no cerrarse en principios herméticos, sino estar abierto a la reflexión y en ella buscar la verdad, aunque ésta a veces nos sorprenda. Así pues, me gustaría partir desde la base filosófica presentada por Santo Tomas que seguramente te dará argumentos para que veas la solidez de nuestra doctrina y encuentres la forma de dialogar con nuestro mundo moderno y cientista.

Dice Santo Tomás en la Suma Teológica (Summa Theologica I: 2:3; Cont. Gent., I, XIII), que existen 5 vías que son usadas por la teodicea, es decir la teología natural, para darnos cuenta de que la existencia de Dios es innegable. Los 5 principios que nos expone son:

1. El principio de movimiento. En éste, el Santo nos explica que todo en el universo para pasar de la potencia (de realizar una de sus capacidades) al acto, implica o necesita de un movimiento. Sin embargo, dice él, debe existir un ser que es inmovible (primum movens immobile). Este Ser existe en sí mismo, no ha sido creado y por ello no tiene capacidad de cambio, pues todo en él está siempre en acto. Todo él existe en acto puro, ese ser es a quien llamamos Dios.

2. El principio llamado “causa eficiente”. De acuerdo a este principio, nosotros podemos ver que en el mundo hay una causa de todo. Si examinamos todo proceso, veremos que detrás de cada uno de ellos hay una causa que lo explica. Sin embargo, al irnos a las “últimas causas” descubriríamos que hay alguno, o alguien que ha causado todo lo que existe, y que es por ello la Causa de todo (causa causorum), siendo él mismo la causa de sí mismo. Ese ser es a quien nosotros llamamos Dios.

3. El principio de la “contingencia”. De acuerdo a este principio todo en el mundo es contingente, todo termina por acabar o transformase, no presenta una estabilidad definitiva. Dada la existencia de todo lo que existe, debe existir un ser que ha dado origen a todo lo existente y que no pude dejar de existir, pues en él existe la posibilidad que todo exista y su inexistencia causaría la inexistencia de todo cuanto existe, por lo que no pude este ser estar sujeto a la contingencia. Este ser es al que llamamos Dios.

4. El principio conocido como “gradación de la perfección”. Según este principio filosófico, viendo que en el universo existe una gradación de perfecciones (seres más perfectos que otros), nos lleva a pensar que existe un ser que es infinitamente perfecto, con una perfección total que no puede haber otra perfección más grande, pues si la hubiera ese ser sería Dios. Siendo así que Dios es entonces el Ser que no tiene perfección más allá de sí mismo.

5. El principio conocido como la “ley del diseño inteligente”. De acuerdo a este principio las cosas no existen por casualidad y sus perfecciones no pueden ser producto de la casualidad, deben haber sido creadas o diseñadas por un ser perfecto e inteligente que pueda de manera ilimitada (infinita) concebir el universo y todo lo que él contiene en un orden y perfección tal que dé estabilidad a todo lo creado. Esta inteligencia y las perfección en las cosas creadas y su relación con todo lo creado nos lleva forzosamente a concluir que esa no pude tener otro origen que un ser infinito que llamamos Dios.

A estos argumentos de la Teodicea se añaden otros tres principios modernos:

1. La universalidad de la idea de Dios en toda la humanidad durante toda su existencia (es decir el idea de Dios no es algo nuevo que se ha pretendido decir, y está presente en todas las latitudes de todos los tiempos). Este argumento es conocido en la teológica católica como el “argumento moral”.

2. El testimonio interno de nuestra conciencia de que existe una ley moral más allá de los principios humanos (una suprema ley moral que dirige: haz el bien y evita el mal y que ordena lo bueno y lo malo desde lo más profundo del hombre); esto hace suponer un legislador universal, que ha dado estas leyes al hombre en su conciencia. Este principio es conocido por los escritores católicos como el “principio ético”.

3. Finalmente tendríamos el principio de la belleza, que nos lleva a pensar en un ser cuya belleza supera todo lo conocido y de donde todos los seres encuentran su belleza. Este es conocido por el catolicismo como el “principio estético”.

Como ves, son bastantes argumentos para conducir a quienes estén en busca de la verdad, a quienes no quieren hacer de “sus” principios leyes y conceptos inamovibles, y objetar contra toda razón lo que se va imponiendo como verdad al razonar lógica y ascensionalmente. Ojalá y esto te ayude en tu diálogo con el mundo moderno y te haga ver la necesidad de formación para poder dialogar con aquellos que habiendo sido salvados por Cristo, no han podido (o querido) abrirse a su verdad y a su amor, para aquellos que no conocen o no aceptan al Dios revelado por Jesucristo.