Dios y el mal

Pbro. Ernesto María Caro

Pregunta:

Somos una familia muy unida y 100 creyentes y practicantes de nuestra fe católica. Nos acaba de bendecir el Señor con la adquisición de nuestra casa, pero al mes de habernos mudado a la casa, personas mal intencionadas nos rompen el portón y la puerta y nos roban la pocas cosas que tanto sacrificio y trabajo nos han costado (cosas materiales). No logro entender cómo el Señor permite algunas cosas. ¿Debemos aceptar esto como su voluntad?

Respuesta:

Esto que te ha pasado es parte de lo que el pueblo de Dios se ha preguntado desde siempre y que poco a poco, a la luz del mensaje de Cristo lo podemos entender mejor. Se refiere al misterio del mal. En el AT, antes del exilio, el pueblo de Israel pensaba que Dios bendecía a los buenos y castigaba a los malos, sin embargo, veía que en la práctica también los buenos sufrían y esto no se lo explicaban. Fue así como se compuso, por inspiración divina el libro de Job el cual nos muestra a un hombre bueno y santo (justo) que sufre sin haber cometido ninguna falta contra Dios. Al final del libro no se resuelve la situación y todo queda en el misterio, el misterio del mal que opera en el hombre. Sin embargo, nos deja ver claramente que Dios ante esta situación de sufrimiento, redime y sostiene.

Jesús, a pesar de que pasó haciendo sólo el bien, fue juzgado culpable y condenado a la muerte, y siendo inocente, Él mismo lo experimentó en su propia carne. Pero Dios no lo abandonó sino que lo resucitó y le dio el nombre que está sobre todo nombre para que a su nombre se postren todos los seres (cfr. Flp 2, 9s). Jesús decía al respecto una hermosa parábola que nos deja ver que esto es un misterio y que en él conviven el bien y el mal, y que solo hasta el final se ve el destino de cada uno (lee Mt 13, 24-30 sobre la cizaña sembrada junto al trigo). No es, por tanto, voluntad de Dios que pasen estas cosas. Pero cuando pasan está siempre pronto para ayudarnos y redimir la situación. Dios jamás querrá el mal para nadie, nos ama como un padre amoroso ama a sus hijos.