Bautismo y salvación

Pbro. Ernesto María Caro

Pregunta:

Padre: ¿Cómo es el bautismo en las otras religiones? Lo que pasa es que estuve pensando de ¿Cómo las otras religiones pueden amar a Dios si tienen el pecado original, o sea el alma apagada ya que la religión católica es la única que ha recibido el poder de perdonar pecados por Jesucristo a través de la sucesión apostólica que no tienen las otras religiones. Si esto es así pues entonces tampoco pueden borrarte el pecado original. Lo que me gustaría saber es: ¿Cómo es ahí la relación entre Dios y las personas que pertenecen a otra religión?

Respuesta:

Lo primero que quisiera es centrar el tema sólo en la religión cristiana pues existen otras religiones que no son cristianas puesto que no aceptan que Jesucristo sea Dios y por lo tanto no lo siguen ni aceptan sobre todo la teología y la fe sobre la Santísima Trinidad.
Ahora bien, en todas las iglesias cristianas se da el bautismo. Puede ser que en algunas difiera en cuanto a la edad en que se recibe o los requisitos catequísticos que deben mediar para recibirlo pero el resultado en todos es que el pecado original se perdona y somos incorporados al Cuerpo de Cristo, como claramente lo dice el catecismo de la iglesia:

“El fruto del bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende: el perdón del pecado original y de todos los pecados personales; el nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo y templo del Espíritu Santo. Por la acción misma del bautismo, el bautizado es incorporado a la iglesia, Cuerpo de Cristo, y hecho partícipe del sacerdocio de Cristo.” (No. 1279).

Para que el bautismo sea válido debe realizarse con agua natural, y decir: “... (Nombre) yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Si el bautismo se realiza en esta forma será válido sin importar en qué iglesia cristiana se realice.
Ahora bien, aun las personas que no han recibido el bautismo pueden amar a Dios, pues esto le es inherente al hombre, por tener un alma espiritual que, como dice San Agustín, habiendo sido creada por Dios permanece inquieta hasta que no descanse en él.
Otro tema que está relacionado es el del perdón de los pecados. Aquí debemos distinguir entre los pecados personales y el pecado original. El pecado original se perdona por la participación en el bautismo, como ya lo vimos más arriba, y los pecados personales por la acción del sacramento de la reconciliación.

Ahora bien, es cierto que sólo la iglesia católica reconoce el sacramento de la reconciliación como tal, sin embargo, no podemos negar la acción misericordiosa de Dios que quiere que todos los hombres se salven y que encuentra otros caminos, para que el hombre vuelva a la amistad con Él. La iglesia católica reconoce que estos serían caminos extraordinarios, pues el camino ordinario es el sacramento de la reconciliación y el ministro del sacramento es el sacerdote como lo indicó Jesús a sus apóstoles (Cf. Jn 20, 23; CIC. 1461).
Finalmente, la relación que mantiene Dios con las personas de otras religiones, es cálida y de amor, pues no puede negarse a sí mismo. El problema es la relación de las personas con Dios. A este respecto diremos que en la medida en que el hombre, entre ellos el cristiano, busca entrar en el misterio de Dios, Dios no le cierra la puerta, antes al contrario. Por lo que, en la medida en que el hombre lo busca con sinceridad, ciertamente lo encontrará. Podríamos quizás en todo caso hablar de intensidad y de perfección, lo cual estará sujeto a la fe, a la caridad y a la esperanza que el creyente tenga. Sin embargo, siempre he creído que en nuestra iglesia, por todos los recursos que ésta nos presenta nos provee de todos los elementos para que nuestra relación sea plena, abierta y total, como quizás no lo pueda ser en alguna otra iglesia que no tenga todos los elementos.

A pesar de esto, tantos hermanos siguen lejos de Él y a pesar de que cuentan con todos los recursos que Jesús nos quiso dejar en los sacramentos, no los valoran y no buscan ser santos.