Ciclo litúrgico

Pbro. Ernesto María Caro

Celebración

Se celebra en la Iglesia la Ascensión del Señor. Sin embargo, con la renovación litúrgica y pastoral que ha traído el Concilio Vaticano II, que busca que las grandes solemnidades sean verdaderas fiestas y no únicamente una obligación de asistencia a la Misa, ha permitido que en los lugares en donde no se puede celebrar las solemnidades entre semana, la “c
elebración litúrgica” puede ser trasladada al domingo siguiente.
En México, por situaciones históricas, esta fiesta no tiene incidencia en el calendario civil, por ello forzaba a los fieles a celebrarla apresurada y forzadamente después del trabajo cotidiano, lo que hacía que no se disfrutara, sino simplemente se cargaba a la comunidad con el peso de una “obligación” litúrgica. Teniendo esto en cuenta, el calendario litúrgico en México ha movido su celebración litúrgica para el domingo siguiente. Ahora bien, esto no significa que nosotros, como fieles cristianos, no le demos hoy su lugar en nuestra oración diaria y en nuestra vida. Leer y meditar los pasajes de la Ascensión (Act 1, 6-14 y Lc 24,46-53) nos preparará y dispondrá para celebrarla de una manera más gozosa y plena.

Estructura

Las lecturas están divididas, para los domingos, en tres ciclos “A, B y C”; para los días de entre semana en dos “Pares e Impares”. Los ciclos dominicales no tienen una manera de calcularse. El ciclo comienza el primer domingo de Adviento. Los ciclos de los días de entre semana corresponden al año par o impar que se trate. El año 2010 (par) se leerán las lecturas del ciclo “Par”.

De esta manera podríamos decir que cada tres años, en las lecturas dominicales, hemos leído toda la Biblia; mientras que en las lecturas de entre semana lo habremos hecho en solo dos. Sin embargo, es conveniente que en casa revisemos las lecturas de cada domingo o de cada día y vayamos teniendo una lectura continuada, lo que nos permitirá hacer alguna anotación y tener contacto directo con la Palabra de Dios.

Ejes

El año litúrgico, se articula sobre dos ejes: La Navidad y la Pascua. Dado que la Navidad es fija el 25 de diciembre; el Adviento se establece 4 domingos antes de esta fecha. El siguiente domingo a la Navidad se celebra la Sagrada Familia, excepto si el 25 fue domingo ya que entonces el siguiente Domingo sería 1 de enero Solemnidad de la Maternidad Divina, por lo que solamente en este caso, la Sagrada Familia se celebraría el viernes 30 de Diciembre. La Epifanía se celebra el domingo siguiente al 1 de Enero, es decir, el domingo entre el 2 y el 8 de Enero. La Pascua es una fiesta variable pues está basada en el calendario Judío que se guía por la luna. Con esta base se cuenta hacia atrás los 40 días para establecer el miércoles de ceniza y la cuaresma. Después del domingo de Pascua se tendrán 40 días hasta la Ascensión y una semana después Pentecostés. Los tiempos que no están contemplados en estos tiempos fuertes se llaman “Tiempo Ordinario” y comienza con el Bautismo del Señor después de la fiesta de la Epifanía y se cuentan 34 semanas hasta Cristo Rey.

Signos

La celebración Eucarística busca ser, además de la Cena del Señor, una verdadera catequesis. Esta es la razón de los signos litúrgicos. Entre estos signos nos encontramos con las vestiduras de los ministros. En la medida que conocemos su significado, la misma celebración adquiere sentido. Así tenemos que el sacerdote para celebrar la Eucaristía debe usar: la Sotana, el Alba, el Amito, la Casulla y la Estola. La Sotana es la vestidura litúrgica negra que se usa sobre la ropa ordinaria y que significa, por su color, la renuncia que el cristiano hace al mundo, ya que la vida en plenitud (colores) llega solo a su plenitud en la eternidad. Para cubrir el cuello y la espalda usa el “Amito” que es un pedazo de tela blanca que significa la protección que Dios da en la celebración para resistir las “flechas incendiarias del enemigo”. El Alba, significa la pureza interior con la que se debe celebrar la Eucaristía (hoy en día casi se ha suprimido el uso del amito y de la sotana con el uso del Alba-Sotana). Sobre el Alba se pone en el cuello la Estola que es el signo del poder que la Iglesia le ha dado al sacerdote para la celebración de los sacramentos (los diáconos la usan terciada sobre el hombro derecho). Finalmente la Casulla, que es la vestidura litúrgica propia del sacerdote para la Eucaristía la cual nos ayuda a distinguir la celebración por sus colores.

Colores

Otro de los elementos que a menudo se desconocen son los colores dentro de la celebración litúrgica. Con el fin de ayudarnos a vivir mejor nuestras ceremonias y ubicarnos en la misma celebración, la Iglesia ha designado varios colores que identifican el periodo del Ciclo litúrgico o la festividad que se celebra. El MORADO, nos indica que es tiempo de Adviento, de Cuaresma; el color BLANCO nos indica que es tiempo de Navidad, de Pascua, o que estamos celebrando alguna solemnidad del Señor, o la fiesta de algún santo; el color ROJO nos indica la celebración de Pentecostés, la fiesta de un mártir y es usado también el domingo de Ramos y el viernes Santo; el AZUL se ha designado para las fiestas de Nuestra Santísima Madre. Finalmente, el VERDE se usa para el resto del tiempo, y que llamamos “Tiempo ordinario”. El diácono usa la “Dalmática” que es más corta y con mangas.

Vestiduras Litúrgicas

Las vestiduras litúrgicas del Obispo son las mismas del sacerdote, sin embargo, él usa algunos elementos adicionales. De ordinario el Obispo usa una cruz grande al pecho que se llama “Pectoral” y que es el signo de su “apostolicidad”; su sotana de ordinario tiene unos filos rojos en las costuras y usa una banda púrpura a la cintura. Usa también para la celebración litúrgica, un pequeño sombrero pequeño de color púrpura y que se llama “solideo” que le recuerda como a los hebreos la presencia de Dios que está sobre ál. La Mitra, que lo distingue como obispo y el “báculo”, que lo distingue como pastor son los elementos propios de las celebraciones eucarísticas. Finalmente usa en la mano derecha un anillo que es el signo de comunión con Roma. Los signos son importantes, tengamos siempre aprecio por ellos.