Apariciones en Saltillo

Pbro. Ernesto María Caro

Muy queridos hermanos

Recientemente ha empezado a circular en la red información sobre unas supuestas apariciones de la Santísima Virgen María en la Ciudad de Saltillo en México.

Estas, dicen tener lugar a través de un supuesto vidente llamado Alberto, a quien se le conoce como “Betito”.

Entre la información que está circulando se dice que la Virgen le habla y en otras informaciones se dice que la Virgen habla por medio de él (hay contradicciones y confusión en cuanto a lo que en realidad sucede). Así mismo se indica en esos mensajes que el día 31 de Mayo, día de la Visitación de María, (en algunos correos se dice que será el 2 de Agosto) en un cierto paraje en Coahuila, cerca de Saltillo se tendrá una manifestación Mariana en la que aseguran habrá muchos prodigios incluidas muchas sanidades.

Quiero informarles por este medio, que el martes 22 de mayo del año en curso hablé personalmente con el Sr. Obispo de Saltillo, Mons. Raúl Vera, quien me informó que esto no está ni aprobado ni autorizado por su Excelencia.

Así mismo me informó que le ha pedido expresamente al supuesto vidente, que no continúe divulgando ni promoviendo las supuestas visiones y apariciones que dice tener, ni ninguna devoción en relación a estas. En entrevista personal con Alberto, le ha pedido que regrese a estudiar y haga su vida de manera ordinaria, mostrando en ella particular dedicación por el servicio, la caridad y el apostolado. El Sr. Obispo me comentó que ha puesto al supuesto vidente bajo la observación y dirección de uno de los sacerdotes de Saltillo con el fin de verificar, no solo la validez de lo que él dice ver sino, su estabilidad emocional así como su vida cristiana y la ortodoxia de los supuestos mensajes.

Mientras no se concluya el proceso de discernimiento, el Sr. Obispo, don Raúl Vera, no considera prudente ninguna muestra de devoción hacia las supuesta apariciones y mucho menos su promoción y la asistencia a actividades religiosas relacionadas con lo que puede ser una falsedad o incluso un engaño del demonio.

La situación, según el Sr. Obispo de Saltillo, es que no se tiene ningún grado de certeza de que esto sea una manifestación de Dios en el joven.

Por este motivo, no hay que atender a toda esta información, que al parecer ha sido creada por sus seguidores y la gente que fácilmente se deja influenciar por los sucesos extraordinarios y la milagrería.

Uno de los mas grandes peligros de estas situaciones, es que la difusión sin autorización de la Iglesia de este tipo de eventos y supuestas apariciones, crean desinformación en la Iglesia, y sobre todo, pueden poner en entredicho a las autoridades eclesiásticas, pues quienes se van fanatizando y deseando que estos acontecimientos se tengan por auténticos, terminan atacando a los pastores, acusándolos de falta de fe y de incrédulos. En algunos casos hasta el extremo de dejar la Iglesia.

Recordemos que Dios dejó su Iglesia en manos de los Apóstoles y que sólo ellos tienen el poder y la capacidad de discernir este tipo de fenómenos. No nos dejemos engañar pues, recordemos que el Enemigo se viste de Ángel de Luz para engañar a la Iglesia.

No permitamos que este tipo de eventos dividan a nuestra Iglesia y ocasionen aversión contra nuestros pastores, quienes ya bastante tienen con lo que los enemigos de la Iglesia les inventan y perjudican.

Si una cosa es de Dios, Dios mismo tendrá que manifestarle a la Jerarquía la verdad de la aparición o de la petición que el cielo hace por medio de una persona.

Espero que esta información pueda ser de utilidad no sólo para este caso de las supuestas apariciones y visiones de este joven llamado “Betito”, sino para todas la ocasiones en que este tipo de fenómenos aparezcan en sus diócesis o Iglesias particulares. Recuerden siempre que antes de iniciar la difusión de un supuesto milagro o suceso extraordinario, es necesario consultar al Obispo del lugar, pues solo a él compete decidir la validez o no de los fenómenos sobrenaturales.

Los saludo con afecto.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro