Invitatorio

V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antífona
Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.



Se puede repetir la antífona
Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.

HIMNO

¡Detente, aurora de este nuevo dí­a,
refleja en mis pupilas tu paisaje!
Mensajera de amor, es tu equipaje
la hermosura hecha luz y profecí­a.

¡Detente, aurora, dulce epifaní­a,
rostro de Dios, qué bello es tu mensaje!
Queme tu amor mi amor que va de viaje
en lucha, y en trabajo y alegrí­a.

Avanzamos, corremos fatigados,
mañana tras mañana enfebrecidos
por la carga de todos los pecados.

Arrópanos, Señor, con la esperanza;
endereza, Señor, los pies perdidos,
y recibe esta aurora de alabanza. Amén.

Salmodia

ANTÍFONA 1
Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.

Salmo 85
ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES

Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;

porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.

Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor,
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»

Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.

Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.

Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

Se dice Gloria al Padre.

Se puede repetir la antífona
Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.

ANTÍFONA 2
Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.

Is 33 12-16
DIOS JUZGARÁ CON JUSTICIA

Los lejanos escuchad lo que he hecho;
los cercanos reconoced mi fuerza.

Temen en Sión los pecadores
y un temblor se apodera de los perversos:
"¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?

El que procede con justicia y habla con rectitud
y rehüsa el lucro de la opresión;
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias
el que cierra los ojos para no ver la maldad:
ése habitará en lo alto
tendrá su alcázar en un picacho rocoso
con abasto de pan y provisión de agua.

Se dice Gloria al Padre.

Se puede repetir la antífona
Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.

ANTÍFONA 3
Aclamad al Rey y Señor.

Salmo 97
EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad:

tocad la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas
aclamad al Rey y Señor.

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes
al Señor, que llega para regir la tierra.

Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.

Se dice Gloria al Padre.

Se puede repetir la antífona
Aclamad al Rey y Señor.


LECTURA BREVE

Marcos 16, 15-18


RESPONSORIO BREVE

V. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

V. Dame vida con tu palabra.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona
Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.

Cántico de Zacarías
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con
nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Se dice Gloria al Padre.

Se puede repetir la antífona.
Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.

PRECES

Invoquemos a Cristo, que se entregó a sí mismo por la Iglesia, y le da alimento y calor, diciendo:
-Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Bendito seas, Señor, Pastor de la Iglesia, que nos vuelves a dar hoy la luz y la vida;
-haz que sepamos agradecerte este magnífico don.

Mira con amor a tu grey, que has congregado en tu nombre;
-haz que no se pierda ni uno solo de los que el Padre te ha dado.

Giía a tu Iglesia por el camino de tus mandatos,
-y haz que el Espíritu Santo la conserve en la fidelidad.

Que tus fieles, Señor, cobren nueva vida participando en la mesa de tu pan y de tu palabra,
-para que, con la fuerza de este alimento, te sigan con alegría.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro Maestro: Padre nuestro.

ORACIÓN

Señor Dios, que nos has creado con tu sabiduría y nos gobiernas con tu providencia, infunde en nuestras almas la claridad de tu luz, y haz que nuestra vida y nuestras acciones estén del todo consagradas a ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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