Invitatorio

V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antífona
Venid, adoremos al Señor, porque él es nuestro Dios.

Salmo 23

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Se puede repetir la antífona
Venid, adoremos al Señor, porque él es nuestro Dios.

HIMNO

Señor, cuando florece un nuevo día
en el jardín del tiempo,
no dejes que la espina del pecado
vierta en él su veneno.

El trabajo del hombre rompe el surco
en el campo moreno;
en frutos de bondad y de justicia
convierte sus deseos.

Alivia sus dolores con la hartura
de tu propio alimento;
y que vuelvan al fuego de tu casa
cansados y contentos. Amén.

Salmodia

ANTÍFONA 1
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

Salmo 86
HIMNO A JERUSALÉN, MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.

¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí.»

Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.»

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Eacute;ste ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.»

Se dice Gloria al Padre.

Se puede repetir la antífona
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

ANTÍFONA 2
El Señor llega con poder, y su recompensa lo precede.

Is 40, 10-17
EL BUEN PASTOR ES EL DIOS ALTÍSIMO Y SAPIENTÍSIMO

Mirad, el Señor Dios llega con poder,
y su brazo manda.
Mirad, viene con él su salario
y su recompensa lo precede.

Como un pastor que apacienta el rebaño,
su brazo lo reúne,
toma en brazos los corderos
y hace recostar a las madres.

¿Quién ha medido a puñados el mar
o mensurado a palmos el cielo,
o a cuartillos el polvo de la tierra?

¿Quién ha pesado en la balanza los montes
y en la báscula las colinas?
¿Quién ha medido el aliento del Señor?
¿Quién le ha sugerido su proyecto?

¿Con quién se aconsejó para entenderlo,
para que le enseñara el camino exacto,
para que le enseñara el saber
y le sugiriese el método inteligente?

Mirad, las naciones son gotas de un cubo
y valen lo que el polvillo de balanza.
Mirad, las islas pesan lo que un grano,
el Líbano no basta para leña,
sus fieras no bastan para el holocausto.

En su presencia, las naciones todas,
como si no existieran,
son ante él como nada y vacío.

Se dice Gloria al Padre.

Se puede repetir la antífona
El Señor llega con poder, y su recompensa lo precede.

ANTÍFONA 3
Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies.

Salmo 98
SANTO ES EL SEÑOR NUESTRO DIOS

El Señor reina tiemblen las naciones;
sentado sobre querubines vacile la tierra.

El Señor es grande en Sión
encumbrado sobre todos los pueblos.
Reconozcan tu nombre grande y terrible:
Él es Santo.

Reinas con poder y amas la justicia
tú has establecido la rectitud;
tú administras la justicia y el derecho
tú actúas en Jacob.

Ensalzad al Señor Dios nuestro;
postraos ante el estrado de sus pies:
Él es Santo.

Moisés y Aarón con sus sacerdotes
Samuel con los que invocan su nombre
invocaban al Señor y él respondía.
Dios les hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio.

Señor Dios nuestro tú les respondías
tú eras para ellos un Dios de perdón
y un Dios vengador de sus maldades.

Ensalzad al Señor Dios nuestro;
postraos ante su monte santo:
Santo es el Señor nuestro Dios.

Se dice Gloria al Padre.

Se puede repetir la antífona
Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies.


LECTURA BREVE

Lucas 22, 14-20


RESPONSORIO BREVE

V. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.

V. Guardaré tus leyes.
R. Respóndeme, Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona
Sirvanos al Señor con santidad y nos librará de la mano de nuestros enemigos.

Cántico de Zacarías
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con
nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Se dice Gloria al Padre.

Se puede repetir la antífona.
Sirvanos al Señor con santidad y nos librará de la mano de nuestros enemigos.

PRECES

Demos gracias al Señor, que guía y alimenta con amor a su pueblo, y digámosle:
-Te glorificamos por siempre, Señor.

Señor, rey del universo, te alabamos por el amor que nos tienes,
-porque de manera admirable nos creaste y más admirablemente aún nos redimiste.

Al comenzar este nuevo dí­a, pon en nuestros corazones el anhelo de servirte,
-para que te glorifiquemos en todos nuestros pensamientos y acciones.

Purifica nuestros corazones de todo mal deseo,
-y haz que estemos siempre atentos a tu voluntad.

Danos un corazón abierto a las necesidades de nuestros hermanos,
-para que a nadie falte la ayuda de nuestro amor.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Acudamos ahora a nuestro Padre celestial, diciendo: Padre nuestro.

ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno: a los pueblos que viven en tiniebla y en sombra de muerte, ilumínalos con tu luz, ya que con ella nos ha visitado el sol que nace de lo alto, Jesucristo, nuestro Señor. Que vive y reina contigo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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