Primera Lectura

Zacarías 8, 1-8

En aquellos días, me fue dirigida a mí, Zacarías, la palabra del Señor en estos términos: "Esto dice el Señor de los ejércitos: “Yo siento por Sión un amor ardiente y celoso, un amor celoso que me arrebata”.

Esto dice el Señor de los ejércitos: “Regresaré a Sión y en medio de Jerusalén habitaré. Jerusalén se llamará ciudad fiel, y el monte del Señor de los ejércitos, monte santo”.

Esto dice el Señor de los ejércitos: “De nuevo se sentarán los ancianos y las ancianas en las plazas de Jerusalén, cada cual con su bastón en la mano, por su avanzada edad; las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas que jugarán en ellas“.

Esto dice el Señor de los ejércitos: “Aunque esto les parezca imposible a los sobrevivientes de este pueblo, ¿acaso va a ser imposible para mí?“

Esto dice el Señor de los ejércitos: “Yo salvaré a mi pueblo de los países de oriente y occidente, y lo traeré aquí para que habite en Jerusalén. Él será mi pueblo y yo seré su Dios, lleno de fidelidad y de justicia”".

Meditatio

Marcado por un fuerte contexto mesiánico, el profeta invita a retomar la confianza en el Dios que salva, en el Dios que hace prodigios insuperables e increíbles, en el Dios que ha hecho alianza con su pueblo para llevarlo a la felicidad y a la paz perfecta.

En medio de nuestros tiempos de incertidumbre económica y a veces política, en donde podemos en ocasiones vernos presos de la angustia, desconfianza y desesperación, la palabra de Dios "siempre viva y eficaz" nos recuerda, como lo hizo con el pueblo del AT, que hoy más que nunca nuestro Dios es un Dios cercano, que ha puesto su tienda no únicamente entre nosotros sino en nosotros mismos. Jesús está y estará con nosotros siempre para asistirnos en nuestras necesidades y para hacer de nuestra vida una experiencia de amor vivida en la paz y el gozo del Espíritu.

La palabra de Dios hoy nos recuerda que por más que esto nos parezca imposible, Dios lo realiza y lo realizará siempre en nuestra vida. El pasaje termina con la frase preferida de Dios en la cual recuerda cuál es nuestra relación con él: "Yo soy tu Dios y tú eres mi pueblo". Ojalá y que nunca olvides esto, que tú eres no sólo parte de su pueblo sino su hijo amado y que él es tu Dios al que puedes recurrir siempre con confianza.

Oratio

Señor, qué hermoso es sabernos hijos tuyos, que una vez que nos has reconstruido el templo por medio de la reconciliación, en nuestra vida se empiezan a sentir y a notar los frutos de la vida de la gracia: este pueblo vuelve a ser habitado y nos haces tuyos.

Actio

Hoy comenzaré a vivir como ciudadano del pueblo de Dios, buscando cumplir los Diez Mandamientos.




Evangelio

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Lucas 9, 46-50

Un día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: "El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande".

Entonces, Juan le dijo: "Maestro, vimos a uno que estaba expulsando a los demonios en tu nombre; pero se lo prohibimos, porque no anda con nosotros". Pero Jesús respondió: "No se lo prohiban, pues el que no está contra ustedes, está en favor de ustedes".

Reflexión

Uno de los elementos más importantes del evangelio es el ir adoptando los criterios de Jesús.

Mientras que nuestra vida, mediante todos sus "maestros", busca aleccionarnos sobre los criterios que se deben tomar para llegar a ser felices, Jesús, único maestro del cristiano, nos muestra en su evangelio lo que verdaderamente puede llevar al hombre a la felicidad. Hoy ilumina el área de nuestras aspiraciones y de nuestro trato con él. Y así, mientras que el mundo nos insiste en el poder, estatus, sabiduría, etc., Jesús cambia el criterio y presenta a un niño, que en la comunidad judaica no tenía ningún valor, era el elemento más pequeño en la escala social, que necesita de todos en todos los sentidos, el más indefenso, y afirma que para él será verdaderamente grande quien se siente necesitado como un niño y se deja amar y abrazar por él.

Será también grande quien es capaz de renunciar a los "privilegios" que puede tener, con el fin de servir a los necesitados, a los que no tienen voz, a los marginados, a los que son como niños en la comunidad. Queda así claro cuáles son sus preferencias y por lo tanto, cuáles deben ser las preferencias de los discípulos. ¿Cómo cuadran estas preferencias de Jesús con tu vida?