Primera Lectura

Jeremías 31, 31-34

Se acerca el tiempo, dice el Señor,<br /> en que haré con la casa de Israel<br /> y la casa de Judá una alianza nueva.<br /> No será como la alianza que hice con los padres de ustedes,<br /> cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto.<br /> Ellos rompieron mi alianza<br /> y yo tuve que hacer un escarmiento con ellos.<br /><br />Esta será la alianza nueva<br /> que voy a hacer con la casa de Israel:<br /> Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente<br /> y voy a grabarla en sus corazones. <br /><br />Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.<br /> Ya nadie tendrá que instruir a su prójimo ni a su hermano,<br /> diciéndole:<br /> ‘Conoce al Señor’,<br /> porque todos me van a conocer,<br /> desde el más pequeño hasta el mayor de todos,<br /> cuando yo les perdone sus culpas<br /> y olvide para siempre sus pecados&#187;.

Meditatio

Oratio

Actio




Evangelio

Juan 12, 20-33

Entre los que habían llegado a Jerusalén para adorar a Dios en la fiesta de Pascua, había algunos griegos, los cuales se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron: &#171;Señor, quisiéramos ver a Jesús&#187;. <br /><br />Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús y él les respondió: &#171;Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.<br /><br />El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre.<br /><br />Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: Padre, líbrame de esta hora? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre&#187;. Se oyó entonces una voz que decía: &#171;Lo he glorificado y volveré a glorificarlo&#187;.<br /><br />De entre los que estaban allí presentes y oyeron aquella voz, unos decían que había sido un trueno; otros, que le había hablado un ángel. Pero Jesús les dijo: &#171;Esa voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Está llegando el juicio de este mundo; ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí&#187;. Dijo esto, indicando de qué manera habría de morir.

Reflexión